Mientras viaja con su nieta (Maryam Hamid), un anciano (Parviz Shahinkhou) inteligente relata la historia de un príncipe que ve su reflejo en una alberca.
El maravilloso escenario (el desierto) y la música (de Armand Amar), convierten a esta película en un paraíso para los sentidos. Un encuentro entre la curiosidad del niño y la sabiduría de un anciano. El encuentro entre lo que somos y lo que llegaremos a ser.
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